Tuesday, August 13, 2013

ORINA EN EL ELEVADOR Y NO SE PERCATA DE QUE LAS CAMARAS LA GRABARON



Gracias al estudio científico ganador del premio IG Nobel de Medicina en 2011, hoy sabemos a ciencia cierta que razonar, prestar atención, memorizar o tomar decisiones importantes no son buenas ideas cuando las ganas de orinar son “extremas”. De hecho, ese sufrimiento tan particular provoca tal merma en las funciones cognitivas que no es nada recomendable conducir o manejar maquinaria pesada con la vejiga repleta.
La cultura popular también afirma que, de rutina, retener la orina más allá de lo que pide el cuerpo tampoco es nada beneficioso para la salud y que incluso la vejiga (o los riñones) pueden llegar a explotar si alguien se pasa en su entusiasmo por aguantarse. Basta como prueba gráfica de esta creencia popular el capítulo de los Simpsons “Problemas renales”. En este capítulo, los riñones del abuelo revientan como consecuencia de un aguante urinario sobrehumano durante un largo viaje. ¿Qué hay de verdad en la cultura popular sobre aguantarse las ganas de orinar? ¿Es realmente perjudicial? Ella se toma en serio las consecuencias.


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